jueves, 22 de mayo de 2014

Tormenta

Me llamo Harry Blackstone Copperfield Dresden. Invócalo bajo tu responsabilidad. Cuando las cosas se ponen raras, cuando lo que da miedo en la noche encienda la luz, cuando nadie pueda ayudarte, llámame. Estoy en la guía.

Tormenta es la primera parte de la saga Dresden, escrita por el autor estadounidense Jim Butcher. La historia que ya lleva 15 novelas, la última aún a la espera de su publicación, narra las aventuras de un mago detective que resuelve misterios ligados a lo paranormal.

En esta primera entrega el protagonista, Harry Dresden, deberá usar sus habilidades para ayudar a la policía a descubrir al autor de unos macabros asesinatos, en los cuales aparece implicada la magia negra.
La historia es narrada desde la voz de su protagonista, en una prosa sencilla y ágil, a través de la cual conocemos a este mago que vive en Chicago, con pocos ingresos, resolviendo misterios y a su vez enfrentándose al constante seguimiento del Consejo Blanco de hechiceros, quienes fiscalizan que no haga mal uso de sus poderes, bajo amenaza de sentenciarlo si comete alguna falta a las leyes mágicas.

Como toda novela, Tormenta es un relato con fallas y aciertos. Lo primero evidenciable en el uso de lugares comunes, donde la historia rápidamente nos retrotrae a escenarios y personajes que no sorprenden, por su uso frecuente tanto en la literatura como en la televisión: el  protagonista peculiar al cual pese al caos todo sale bien, la mujer policía de carácter fuerte, el cantinero hosco que resulta un buen escucha y amigo, el mafioso astuto,  y un gran etcétera.

Sin embargo –y he aquí el acierto sobre la falla- Jim Butcher acoge todo este material con el cual estamos habituados y con gracia logra darle una forma que, sin ser original, logra refrescar con un relato entretenido y personajes con los cuales es fácil empatizar, justamente por esta familiaridad que evoca.

No es una fórmula que resulte para lectores muy exigentes, dada esta reutilización de elementos ya frecuentados en la cultura popular. Más bien funciona como una serie con la cual encariñarnos, por sus personajes que parecen presentarse como viejos amigos que en alguna parte de nuestra memoria ya vivían antes de comenzar a leer.

Es una novela sencilla y breve, que no promete más que entretenernos un par de jornadas, con un protagonista carismático y una aventura mágica con cuotas de humor.

martes, 20 de mayo de 2014

La elegancia del Erizo

En un distinguido condominio de París conviven dos personas que en pos de aparentar lo que deberían ser socialmente, disimulan sus verdaderos intereses y capacidades ante el resto. Por una parte está Paloma, una niña de 12 años, parte de una familia adinerada y poseedora de una gran inteligencia que intenta encubrir. Y por otra está Reneé, de  cincuenta y cuatro años, quién hace veintisiete es la portera del número 7 de la calle Grenelle, y disfraza sus cultivados intereses por el arte, la música y la filosofía.

Este relato, que se estructura a partir de las reflexiones de sus dos protagonistas, inicia con la confesión de Paloma de querer suicidarse ante la negativa de crecer y ser parte de todo lo reprochable que advierte en los adultos que la rodean. Así, iniciará sus cavilaciones y la búsqueda por saber si hay algo por lo que vale la pena seguir viviendo.

Renée a su vez lleva una existencia igual de solitaria y clandestina en cuanto a su real carácter, pero a través de su narrativa es que vamos apreciando sus pensamientos, inquietudes y vivencias, en esta dualidad de ser una mujer de origen humilde, pero culta, que se encubre bajo el estereotipo de cómo debe ser y lucir una portera.

Las realidades de ambas se verán remecidas ante la llegada de un hombre, quién propiciará el encuentro entre ellas.

La elegancia del erizo de Muriel Barbery es una obra sencilla, profunda y hermosa. Con gran sutileza la autora es capaz de articular una crítica a las clases sociales, donde el reproche va para ambos lados: a una clase alta ciega e indiferente al resto, y a un segmento humilde que a sí mismo se limita y encasilla en un estereotipo de lo que debe aparentar. Sin embargo, a su vez reagrupa a ambas  clases en estas dos protagonistas, en apariencia distintas, y en el fondo idénticas.

A su vez la autora nos hace partícipe de las reflexiones de sus personajes, que son el eje central de este relato, y que constituyen un halago a la belleza de lo intangible y eterno: la música, el arte, el lenguaje, la naturaleza. Incluyendo también un llamado de atención a nosotros como lectores a ver más allá de lo evidente y a descubrir la hermosura que encierran las cosas simples.

Es una obra sencilla, pero con una prosa que requiere paciencia, puesto que si bien es fácil de seguir, y está estructurada en capítulos breves, Barbery va insertando ideas que necesitan la atención y reflexión de sus receptores.

Una novela para degustar con tranquilidad, que te invita a meditar a través de personajes entrañables. Es un excelente relato que guarda una invitación a valorar los placeres sencillos.

jueves, 15 de mayo de 2014

Estudio en escarlata

Irónico, brillante y extravagante. Por más de un siglo Sherlock Holmes nos ha sorprendido con su astucia dentro de 4 novelas y 56 relatos que comprenden sus aventuras. Estudio en escarlata fue el primer libro que dio vida a este singular personaje que hoy sigue brillando en relatos, cine y televisión.

Tenía un ánimo imparable cuando se entusiasmaba con alguna idea. Sin embargo, había periodos en que no pronunciaba palabra, ni movía músculo alguno. El doctor John Watson quedó intrigado desde el primer momento que conoció a su compañero de apartamento, el joven Sherlock Holmes. Se veía que era un hombre brillante, pero tenía conductas tan extravagantes como su afición a tocar el violín a deshoras o practicar tiro al blanco en el salón. Lo más extraño era la diversidad de sus conocimientos, bastos en algunas áreas como la química, casi nulos en otras como la astronomía. En cierta ocasión Watson advertiría que no tenía conocimientos respecto al sistema solar. “Dice usted que giramos alrededor del sol. Ni a mí, ni a mi trabajo nos afecta ni una pizca que girásemos alrededor de la luna”, expresó Holmes con desinterés. “Ahora que lo sé, haré lo posible por olvidarlo”.

Sumamente astuto, y con un carácter punzante,  Sherlock Holmes es el primer “detective asesor” del mundo, nacido de la pluma de Sir Arthur Conan Doyle en 1887, fecha en que se publica el primer relato que lo contiene, titulado Estudio en Escarlata. Esta novela narrada por el Doctor John Watson, se inicia con la presentación de los personajes. Watson había regresado de Afganistán, con el peso de las secuelas y el cansancio del arduo trabajo, y en busca de un apartamento económico se topa con la atractiva sugerencia de tener un compañero con quien compartir gastos. Sin embargo, pese a que le habían advertido de las extravagancias de su nuevo compañero, la figura de Holmes lo intriga. A medida que los personajes comienzan a conocerse Watson empezará a involucrarse en los misterios que rodean a Holmes.

En un comienzo la profesión de Sherlock Holmes era un total enigma para Watson, sin embargo, cuando finalmente le confiesa que es un “detective asesor” más que aclararse, las interrogantes ante la astucia del detective crecen. El razonamiento deductivo a través de la observación de Holmes parecía ser capaz de descubrir hasta los más intrincados misterios, y así lo demostraba en su constante “asesoramiento” a los detectives de Scotland Yard, quienes siempre se llevaban el crédito de los éxitos.

En Estudio en Escarlata nos encontramos por primera vez con Sherlock Holmes, por ende para cualquier amante del misterio es un infaltable. La novela es ágil y entretenida, su mayor plus es sin duda el ingenio de Conan Doyle para articular casos policiales, y sobre toda la creación del famoso detective inglés, cuya personalidad es por sí sola atractiva.

Entre las curiosidades que rodean la figura de Holmes, está el haber sido inspiración para construir al protagonista de la serie House, donde el doctor Gregory House se dedica a resolver enigmas médicos, siendo poseedor además del carácter antisocial, irónico y brillante que reconocemos en Holmes. Sumando además la adicción a drogas, House al vicodin, y Holmes a la cocaína. Las similitudes son varias y evidentes, así lo confiesan los mismos creadores de la serie.

La astucia de los relatos de Sir Arthur Conan Doyle no pierde vigencia, siendo Holmes el personaje que más veces ha sido representado en el cine. Ya saben, tienen 60 relatos para internarse en los misterios en compañía del primer detective asesor del mundo, Sherlock Holmes.